Santiago Lange no es un hombre común. Todos pusieron en duda su
participación en las aguas de Bahía de Guanabara cuando el año pasado un cáncer
le quitó un pulmón, pero no pudo contra su inmensa pasión de navegante y sus
ganas de vivir. "Jamás pensé que podría recuperarse y acá estamos, listos
para navegar”, comento su compañera Cecilia
Carranza en la previa de los Juegos. Mucho antes de lo imaginado, Lange estaba otra vez en su mundo
trabajando sobre el proyecto del Nacra 17 que lo fascinó.
“Es el ejemplo de que cuando
alguien tiene una pasión, esa pasión la podés hacer todo el día. Nosotros somos
los primeros en ir al agua para entrenar y eso es porque él siempre quiere
mejorar. Me encanta navegar con Santi,
porque aprendo mucho todos los días”, contó Carranza.
Superó un cáncer de pulmón, se
divorció y vivió en un barco prestado por cuatro años. Estos Juegos fueron muy
especiales. Lange porque por primera
vez los compartió con sus hijos Yago
y Klaus, quienes al recibir la
confirmación de la medalla de oro se tiraron al mar (aunque esté prohibido
hacerlo en estas aguas contaminadas) nadando contra la corriente para abrazar a
su padre.
“Para él la náutica es su vida y
siempre dejó todo por ella. Cuando lo operaron el año pasado en Barcelona, a
los diez días hicimos diez kilómetros en bicicleta. Yo le veía la cara de
sufrimiento” comento Martín, uno de
los hermanos de Santiago.
Este martes Lange, luego de la
regata pudo cumplir su gran ilusión y llegó al oro olímpico, bañando de gloria
estas aguas que ya serán inolvidables para el deporte nacional. El Yachting se
afirmó como el segundo deporte más condecorado de nuestro país con diez
medallas obtenidas.
Nota: Carolina Alarcón
Ph: lacapitalmdq.com
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